
La cancha de baloncesto es uno de los espacios más emblemáticos del deporte mundial. Este lugar es el corazón de una actividad que mueve pasiones en lugares tan lejanos como Europa, Asia o América del Sur. Pero, ¿qué hace que una cancha de baloncesto sea especial?
En primer lugar, debemos mencionar las dimensiones de la cancha. La superficie de juego debe medir 28 metros de largo y 15 metros de ancho. En el centro, justo debajo del tablero, se encuentra el círculo central, que tiene un diámetro de 3.6 metros. También tenemos las líneas de tiros libres, que se encuentran a una distancia de 5.80 metros del tablero y tienen una longitud de 4.60 metros. A los lados de estas líneas, encontramos los arcos de tres puntos, que se sitúan a unos 6.75 metros del centro del aro.
Otro detalle importante de la cancha de baloncesto son los tableros. Estos deben medir 1.80 metros de alto por 1.05 metros de ancho y estar colocados a una altura de 3.05 metros sobre el piso. La superficie del tablero debe ser lisa y los aros, que tienen un diámetro de 45 centímetros, deben estar fijos al tablero.
La cancha de baloncesto se divide en dos partes iguales por una línea imaginaria que cruza el centro de la cancha. Cada equipo defiende una de estas partes y su objetivo es anotar la mayor cantidad de puntos posible en el aro del equipo rival. Para ello, deben seguir una serie de reglas y normas que rigen el juego, como no hacer pasos de más, no empujar a los jugadores rivales y no atravesar las líneas de tiros libres en un lanzamiento.
En definitiva, la cancha de baloncesto es un lugar emblemático para cualquier amante de este deporte. Allí se han vivido algunos de los momentos más emocionantes de la historia del baloncesto, desde las victorias de los míticos Boston Celtics hasta el éxito de los equipos europeos en competiciones como la Euroliga. En una cancha de baloncesto, todo es posible y cualquier jugador puede convertirse en un héroe o una leyenda del deporte.